Regina Sujovirsky

lunes, 12 de diciembre de 2011

Servicio informativo: una breve reseña de la historia de Radio Cerealista LT3 AM 680


Según una investigación realizada por Fabián Bicciré, Carlos Colombo, Hugo Marengo y María Inés Suidini, profesores de la Universidad Nacional de Rosario. La Radio Cerealista LT3 AM 680 fue fundada un 4 de octubre de 1923 por un grupo de acopiadores de granos que funcionaba con el nombre de Sociedad Rural de Cerealistas. En el comienzo de la década del 20, tuvieron la idea de hacer conocer las cotizaciones del mercado cerealero, a todos los acopiadores que estaban en los límites de las provincias aledañas a Rosario, Entre Ríos y Córdoba.

Los asociados Justo Villavencio, Domingo Benvenuto, José S. García y Arnolfo Calvo, habían convenido la instalación del equipo transmisor con la Compañía Teleradio, constituida por técnicos rosarinos, complementaron con música los cuatro boletines diarios que, con cotizaciones de distintos mercados cerealistas, se venían transmitiendo como Servicio Informativo Radiotelefónico, desde el 1º de noviembre de 1923. El 24 de marzo de 1924, el Ministerio de Marina autorizó a la sociedad de cerealistas a instalar una estación transmisora, condicionada a proporcionar también entretenimiento artístico.

Con el tiempo, comienzan a aparecer programas culturales, musicales, con horarios establecidos, sumados a los cuatro boletines diarios que transmitían información de los mercados cerealistas.

La administración recayó en un concesionario llamado Aníbal Montano. Se llamó Radio Montano porque la costumbre de entonces era denominar a la radio con el nombre de su titular. Montano falleció el 21 de marzo de 1929, pero la firma siguió con la concesión radial hasta 1937. A partir de este momento, pasa a ejercer la dirección una nueva comisión constituida por Luís Ferrari, Miguel Calán Carrillo y Alfredo Luís Stramazzo, los que estuvieron al frente hasta el año 1953, en que la emisora fue vendida a la empresa Haynes de Buenos Aires, propietaria de Radio El Mundo.

En cuanto a los aspectos técnicos, cuando LT3 comenzó a emitir, la antena estaba situada en el mismo lugar que se transmitía. En los comienzos en Santa Fe 1270 y, alrededor de 1926, en calle presidente Roca 770, donde se había trasladado la radio. Posteriormente, debido a disposiciones, la antena debe trasladarse lejos del ejido urbano para evitar problemas y accidentes. En 1932 se instala la antena en Villa Gobernador Galvez.

Un gran acontecimiento para la ciudad, según revela un artículo del diario “La Capital” de Rosario con fecha del 2 de septiembre de 1950, fue el acto de inauguración de los nuevos estudios de LT3 Radio Cerealista de Rosario donde hoy se encuentran las actuales instalaciones de LT3, en calle Balcarce 840.

En el año de inauguración del edificio, LT3 ya formaba parte de la red transmisora de Radio “El Mundo”, de Buenos Aires. La ceremonia se realizó a las 18 horas, y asistieron invitados por la dirección de la emisora, el secretario administrativo de la presidencia de la Nación, mayor Carlos Aloé, y las autoridades civiles, militares y eclesiásticas locales. A partir de aquel momento, cuando se traslada al nuevo edificio de Balcarce 840, la denominación de la radio cambia, deja de usar el vocablo “Rural” y pasa a llamarse Radio Cerealista de Rosario. 



EL MARCO POLÍTICO

La historia de una Radio como la de LT3, formó parte de la comunidad informativa rosarina y además participó activamente en la historia Argentina, es por eso que no se puede dejar de mencionar los sucesos ocurridos. En el marco político cuando nace la Radio el país era comandado por el radical Hipólito Irigoyen pero ocho días después el 12 de octubre de 1922 asume como presidente el abogado Máximo Marcelo Torcuato de Alvear que luego cambio de rumbo político y termino siendo en la década Infame líder antipersonalista de la Unión Cívica Radical. Argentina era dirigida por un político que en aquel tiempo pertenecía al mundo de la oligarquía. También, se desempeño como embajador en Francia, diputado y jefe de Estado (1922-1928). Su gobierno estuvo marcado por el avance automotor en la Argentina, la exitosa explotación petrolera, la absoluta ausencia de conflictos y el crecimiento económico, demostrado en el gran aumento del PIB por habitante, que para el año 1928 alcanzó a ser el sexto más alto del mundo. 

"El gobierno de Alvear, en la memoria de los argentinos, se mantiene como uno de los períodos políticos más felices de la historia nacional. Democracia consolidada, reivindicaciones sociales y prosperidad económica fueron características de la gestión de un hombre que hizo de la legalidad y la ética política directamente un estilo de vida". FÉLIX LUNA - Historiador - Antiguo militante radical.

Retomando el inicio del medio, cuatro años más tarde 1927, la radio percibió la aparición del colectivo pero a la vez en 1930 se vivió el Golpe Militar en donde José Félix Uriburu intimó al vicepresidente Enrique Martínez para que le entregue el gobierno Nacional. Una multitudinaria acompaño a las fuerzas del ejército para tomar posición. Los más exaltados entraron a la casa del presidente Hipólito Yrigoyen.

Una de las personalidades destacadas que transitaron en Radio Cerealista fue el distinguido Hugo Moyano Vargas que a partir de 1944 hace sus primeras armas en radio como locutor y en 1961 es una de las voces más importantes ya que se identificaba a la radio. 


ENTREVISTAS

Evaristo Monti un profesional del periodismo, según dicen sus colegas de la Radio


Hace 85 años atrás, nacía Evaristo Monti (11 de abril de 1936). La pasión por la política lo sigue desviviendo (¿tanto como el asado?).
En una entrevista que le hizo el periodista Marcelo Menichetti para el suplemento Escenario de La Capital,  Monti contestaba:
-¿Qué periodista le gusta?
-(Bernardo) Neustadt.
-¿Por qué?
-Porque tiene un estilo definido, porque está jugado, porque es original, porque es entretenido, porque inventa cosas. Porque dividió la opinión entre los que lo odian y los que lo aman. Porque no le resulta indiferente a nadie.
¿Fue su caso?
-Fue mi caso. Yo he despertado grandes odios, grandes broncas, grandes oposiciones y grandes afectos. A veces veo que uno le dice a otro: "Ahí está Monti". "¡Já!", le contestan. De la misma manera también se me ha acercado gente a preguntar: "¿Cuándo vuelve?". No sé cuál es la proporción, pero a mí siempre me han oído todos: unos para putearme y otros para seguirme.

¿Cómo fueron sus pasos en LT3?
En LT3 formaba parte de una cooperativa de trabajo encabezada por Miguel Domingo Aguiló y con  Raúl Granado, nos independizamos para llevar un programa que se llamó el Gran Club que se emitía en 15 minutos desde las doce menos cuarto hasta las doce. No era el mejor horario radial en ese tiempo pero lo impusimos porque culminaba con los ingredientes para el aperitivo que escribí en veintipico de años y que él (Granado) leía muy bien. Después, hicimos algunos programas, y luego fui a trabajar a otro tipo de cooperativa de trabajo que se llamaba imágenes, ahí era empleado y transmitía los partidos de fútbol. En LT3 volví después de haber estado en LT8 tuve muchos éxitos pero se había creado condiciones poco favorable. Por ejemplo, los dueños tenían miedo que le tocaran la licencia y no me querían sacar a mi porque le llevaba mucha plata. Además habían arreglado con un grupo de radicales para desmentir todo lo que decía en el programa de la mañana.

¿En que año ingresó a LT3?    
Por última vez, el día que murió Olmedo, fines del 89’. Había preparado un gran debut y obviamente la noticia de la muerte opaco todas las demás. Estuve hasta el 94’ que básicamente deje de hacer programas. Perfeccioné dos temas que eran poco tratado en radio, la noticia policial y la judicial, para eso tenía dos leones, el Gallego Valdéz que hacia policiales y Alberto Furfari en tribunales (…)

¿La información se  buscaba o llegaba en la década del 90’?
Los periodistas tienen que tener contacto, si no lo único que hacen es leer el diario. Mis colaboradores pueden atestiguar que llegaba con cuatro noticias propias, algunas eran primicias, otras no. Teníamos nuestro acopio de producción para eso contábamos con buenos colaboradores (…)  

¿Qué recuerda  de los servicios informativos?
Lo que pasa es que los servicios informativos en ese tiempo eran muy precarios. Había una teletipo y había que cortar un pedazo de la hoja, venia el lector del informativo decía Buenos Aires y se transmitía la noticia. Las cosas han cambiado sustancialmente, antes estabas a veinte metros del micrófono y tenias que ir y volver, a veces los muchachos seguían de largo y se iban al bar. (Risas). LT3 tenía dos cafés uno en la esquina y otro enfrente, era tentador. (...)

¿En su programa se publicaba noticias del mercado cerealero?
No había otros programas. Había gente que sabía mucho de cereales, y recuerdo que había programas de ganadería y de hecho se llama Radio Cerealista.

¿A usted le costo difundir las noticias en la dictadura de Rafael Videla?
Había dos opciones, te quedabas en tu casa o afrontabas las reglas de juego que eran básicamente saber que había un limite en la información, lo que no sabia era cuál era el limite. (…). En ese tiempo dependía mucho del comandante de la zona. Era muy critico de Martínez de Hoz pero los militares no lo querían y nunca tuve problemas, jamás me reprocharon.

¿Usted se sintió reprimido, perseguido…? 
No, vigilado porque sabias que te estaban oyendo. Han pasado distintas etapas. La información que se tiene ahora en ese tiempo no se manejaba.

¿Cómo sintetizaría en tres palabras su profesión?
Para quienes siente de verdad el periodismo es una adicción que no tiene remedio.

Una huella en cada “servicio informativo”


Comencé a trabajar a mitad de 1968 como periodista deportivo en un programa que en aquellos tiempos conducía Evaristo Monti que se llamaba “Impresiones deportivas”. En enero de 1969 oficialmente entro en el servicio informativo de la Radio. Después de allí, pase por canal 5 y 3, LT8 y LT2.

¿Cómo era el servicio informativo en la época?
Se trabajaba con las viejas teletipos, una sola agencia informativa que era Télam, siempre la información estuvo ceñida, muy cerrada, controlada así fue en Argentina hasta que llego esta última libertad. Los boletines había que escribirlos, se cortaban los cables de las maquinas -que eran terriblemente ruidosas-, había que transcribir la noticia de la agencia. Se guardaban copias en distintos biblioratos, de esa manera hacíamos los informativos. Además, cada radio tenía su ordenamiento tantas noticias locales, tantas nacionales e internacionales. Cada tanto se hablaba del servicio meteorológico del barrio Fishertón. Eran cuatro radios nada más. 

¿Solía  cubrir información para publicar en el servicio informativo?
Eso era lo común, salir con el grabador y hacer notas. Pero era una radio más lenta que la de ahora, además era una radio escrita donde todo tenia que ser autorizado previamente, donde los libretos se traía con 48 horas de anticipación, donde no había llamadas telefónicas porque estaban prohibidas. Siempre estuvo prohibido en la radio, no es algo que se dio después del 76. 

Cuando Juan Domingo Perón se hace cargo del gobierno en el 1946 la radio comenzó a organizarse. Posteriormente, se organizo mejor con la conformación de los sindicatos y con la sociedad de los locutores. También, aparecen los primeros permisos porque había que tener el permiso del ejecutivo para trabajar en la radio, permisos de locutores y operadores de planta y de estudio. Esos permisos tampoco eran permanentes. El controlar de la actividad radial nace con la misma organización de los medios. Los locutores eran los que hacían todo el trabajo en el micrófono. Para trabajar en la radio tenías que ser locutor. 

Te repito siempre fue una actividad muy controlada porque esos permisos no eran permanentes cada dos años había que renovarlo y había muchachos que por su actividad política no se los renovaban y quedaban por afuera de los medios. No existía en la radio salgo a la calle y saco al aire al que quiero.


¿Cómo fue el trabajo en el servicio informativo en la década del 70?
Cuando llega el Golpe de Estado en 1976, no se cambio mucho el sistema de trabajo, con prohibiciones, con reglamentaciones para encarar las noticias, por ejemplo un día llego una resolución que no se podía hablar mal de la selección fútbol, ósea que ya abarcaba temas como esos. A la gente de la radio no nos llamaba la atención  esas medidas como tampoco la prohibición de discos o de temas. En la radio en la década del 40 se le cambiaron las letras de a tangos, había otra dictadura militar porque dictadura militar hubo un montón, quizá está última haya sido la más sangrienta pero todas mataron gente.

¿Cómo podrías calificar el trabajo del siglo XXI?
Hemos descubierto la libertad. Los que tenemos muchos años no vivíamos así. La libertad la descubrimos no hace muchos años porque tampoco llego en el 83’, pero los radicales siempre fueron amigos de las reglamentaciones y de cierres de radios, no eran muy abiertos en sus concepciones; eran igual que los peronistas cuando estaban en el gobierno. ¿Entonces que paso ahora? Hemos descubierto que podemos ser libres, que nuestro único limite es nuestra responsabilidad. Se trabaja muchísimo mejor porque no hay nada como la libertad. 



Locutora, Sara Blanco

La foto a la izquierda representa al programa musical "La Púa". El que está con lentes es el conductor Norberto Borzone. Al lado, se encuentra Sara Blanco (que hacía las noticias en ese horario) y al costado está Luis Botallo también del Servicio Informativo. Frente a Borzone está la locutora del programa Estela Dallaverde. A su lado el productor, Juan Carlos Vega y finalmente el operador, Fito Castagnolo. 
   
Me dijeron que usted es Licenciada en Comunicación, ¿siempre le gustó el trabajo en los medios? ¿Por qué?
Sí, soy Licenciada en Comunicación Social. Comencé la carrera en el año 70 en la Facultad Católica (no había otra carrera similar en la Universidad estatal ni carreras terciarias de Periodismo). En el 73, cuando terminaba de cursar tercer año, la Católica cierra la carrera y con los compañeros empezamos un largo peregrinar para lograr que se abriera nuevamente, pero esta vez en el seno de la UNR. Fue un proceso largo y complicado, pero lo logramos. Espero que alguien alguna vez les haya contado la historia. El tema es que terminé de cursar cuarto año en la flamante carrera de Comunicación Social que en principio tuvo su sede en la Facultad ubicada en calle Entre Ríos, donde se daba también Bellas Artes. Fuimos la primera promoción, claro.

En cuanto a si siempre me gustó el trabajo en los medios, te diré que, en realidad, hice la carrera porque me gustaban las materias que se daban. No pensé que podía terminar trabajando en algún medio como periodista. De hecho, trabajaba en la administración de una empresa mientras estudiaba y no tenía definido qué quería hacer en el futuro. El ingresar a la radio me permitió tener un salario mejor y poco a poco me fui apasionando con el trabajo.

¿Cuándo y cómo ingresó a trabajar en la radio y qué papel cumplió? 
Aún no había terminado la carrera (me refiero a Comunicación) cuando un locutor de LT3 (al que conocía porque vivía cerca de mi casa) me ofreció presentarme al jefe del Servicio Informativo de entonces, Antonio Noya, (año 74) para que me permitiera ver cómo se trabajaba en esa sección, cómo se recibía la información, como se elaboraba la noticia y esas cuestiones que hacen a la práctica diaria de la profesión. En la facultad, mucha teoría y poca práctica.

Estuve un par de semanas observando el trabajo en los distintos turnos  y un día el Sr. Noya me toma una prueba de redacción y lectura. Pocos días después me llaman para hacer algunos reemplazos. Solo para redactar. No podía leer los boletines al aire porque no tenía carnet de locutora, requisito indispensable (por ley) para hacer informativos. El director de la emisora,   Víctor Mainetti, me tramita el carnet. En esos años no había carrera de Locución en el interior del país y el primer carnet lo otorgaba el COMFER (Comité Federal de Radiodifusión) a pedido de la autoridad máxima de la radio. Era de carácter provisorio. Posteriormente, profesores del ISER viajaban a Rosario a tomar los exámenes para evaluar a los aspirantes  y otorgar, en caso de ser aprobados, un carnet de validez local. 

A partir del momento en que recibía el permiso provisorio, ya estuve en condiciones de salir al aire. Cobraba los reemplazos por día trabajado. En marzo del 75 llegó mi nombramiento como personal efectivo, en calidad de Redactora-Locutora. 

¿Cómo se trabajaba en el servicio informativo en la década del 70’ y principio del 80’? ¿Había censura en las publicaciones?
En los 70’ se contaba con pocos medios para realizar el trabajo. Requería bastante esfuerzo. En la sala de Redacción solo teníamos una teletipo (un marmotreto que escupía las noticias de Télam, la agencia oficial) y un par de máquinas de escribir Remington.  Seleccionábamos y resumíamos las noticias que llegaban de Télam y las dábamos al aire en los boletines cada media hora o en algún flash, si el acontecimiento lo ameritaba. Había tres periodistas por turno, ya que el boletín debía hacerse a dos voces y el tercero cumplía tareas de movilero (no era siempre el mismo, sino que las tareas rotaban). El que debía salir a la calle a cubrir algún hecho, se movilizaba en colectivo y llevaba un grabador. Cumplida la tarea, a veces pasaba la nota vía telefónica (algún vecino prestaba gentilmente su teléfono) o volvía a la radio con la nota grabada. Todo se hacía a pulmón.
 
Un día nos pusieron un televisor, blanco y negro, por supuesto, y fue toda una revolución. Éramos un medio estatal (todas las radios de Rosario eran estatales en esa época). El director, Mainetti, era un peronista, puesto por el gobierno de turno. Un buen tipo y muy abierto (tanto con el personal como con la política implementada en el medio). No recuerdo que haya censurado nada. Aunque, claro, nuestra casi única fuente de noticias nacionales e internacionales era Télam. Pero recuerdo que formaban parte de la programación algunos programas de neto corte político y de ellos participaban personajes de distintas ideologías. Habría que preguntarles a ellos si fueron condicionados de algún modo. Las cosas empezaron a cambiar poco antes del golpe del 76’.

Habíamos quedado en que la situación cambió poco antes del golpe militar. Ya sabés que, después de la muerte de Perón, y durante el gobierno de su viuda, Isabel Perón, a instancias de su ministro y mano derecha (nunca tan bien empleado el término), López Rega, la denominada Triple A emprendió acciones de hostigamiento a figuras de la izquierda.  La actitud de control fue bastante rigurosa, interviniendo varias provincias disidentes, universidades, sindicatos,  canales de televisión privados, y reforzando la censura contra libros, diarios y revistas. Las radios no fueron ajenas a este proceso. Las emisoras rosarinas fueron "tomadas" a punta de pistola (literalmente) por grupos de la juventud peronista que controlaban todo lo que salía al aire (incluso la música).

Es de destacar la actitud que en ese momento tuvo Noya, el jefe del Servicio Informativo, (también peronista) de defensa de los periodistas a su cargo. La situación se prolongó hasta el golpe militar, aunque con el correr de los días todo se fue relajando un poco.

El 24 de marzo del 76, la radio parecía un campamento militar. Por casi una semana, no menos de treinta milicos se instalaron en el edificio y allí comían, dormían y transmitían al personal las "órdenes superiores" sobre qué hacer y qué decir.

Tal como ocurrió con el resto de las radios del país, en LT3 asumió un militar como interventor. Abundaron la censura, los comunicados oficiales, los prohibidos y los sospechosos. Varios programas fueron levantados y otros recibían "llamados de atención". Se controlaba absolutamente todo lo que salía al aire y lo que ocurría dentro de la emisora.

Un episodio que a nosotros nos pareció absolutamente inocente (pero al Comando del Segundo Cuerpo de Ejército) terminó con el injusto despido de un compañero del Servicio Informativo.

Varias veces al día debíamos leer los comunicados que llegaban, por vía del interventor, sobre "subversivos" abatidos en supuestos enfrentamientos. En uno de esos comunicados fue omitido un apodo en su lectura al aire. Ese simple hecho generó a los pocos minutos una conmoción nunca vista antes. El interventor bajó las escaleras gritando que quería las cabezas de quienes estaban en ese momento en el Servicio Informativo. Yo estaba de turno. Nuestro jefe discutió con el interventor y tuvo que ir a la sede del Comando a hacer el descargo. Finalmente, uno de los compañeros fue despedido (ya hacía tiempo que lo venían acosando) y los otros dos que estábamos de turno nos comimos unos cuantos días de suspensión y un apercibimiento (antesala del raje si cometíamos alguna otra "infracción").

Con el correr de los años se sucedieron varios interventores militares. Algunos un poco más "considerados" y más "amables" con el personal que otros. Pero el control y la censura no cedieron.

¿Quién le ordenaba qué noticia era publicable?
 A nosotros las órdenes nos las daba el interventor de turno, pero nadie te explicaba de donde venía la orden. Y no era cuestionable. 


Locutor, Claudio César Juchli
Me llevo mi padre a la radio, pero no quería para nada que sea locutor ni periodista. El jefe de locutor era Osvaldo Raúl Mariale que estaba en el Radioteatro, la mayoría de los locutores comenzaban trabajando como actores tenían buenas voces y buen manejo de dicción. Entonces el jefe de locutores me dice: “Che pibe tenes muy buena voz, ¿no te gustaría ser locutor?”. Tenia 20 años y por no faltarle el respeto a mi padre le dije que no. Pero él, me llevó a la cabina y me hizó una prueba. Recuerdo que leí muy lineal. Después, me alcanzó el diario y leí los títulos, observé su cara y me dijo: “Me gusta. Tenes voz de noticiero…”
Un día en el barrio Echesortu jugábamos al fútbol y de un taxi baja Eduardo Conforti. ¿Che negrito tenes el permiso de locución? Le contesto: Si. Y me dice pégate un baño que vamos a tener que hacer un turno a la tarde…  Me escribió el boletín, y eran la una y cuarto, y me dijo dale que salís una media. En ese momento sentí como si tuviera que pelear con un batallón de Vietnam.

¿Facilitó tu trabajo a partir del 80’ con los avances tecnológicos?
Un cambio total y espectacular porque podemos jugar con la información para darle más posibilidad de opciones al oyente que seria una relación más interactiva como se dice actualmente la gente no se ingería cualquier cosa. Ahora se le da la posibilidad que elija y por otro lado se desmiente ese anuncio. La incorporación de los móviles, la producción periodística es una serie de factores que conyugaron muchísimo al crecimiento de la radio y medios de comunicación en especial al servicio informativo para la conformación de la sintaxis periodística dentro de un boletín informativo.

Los peores momentos fue en el 82’, porque me toco vivir la guerra de las Malvinas. Éramos ganadores de punta a punta. Y luego sentimos el baldazo. Nosotros difundíamos lo que nos enviaba el servicio de comando y lo que mandaba Télam. Para la agencia éramos ganadores. De golpe nos enteramos que no fue como se pensaba. No es que te sentís cómplice pero quiero aclarar que no tuvimos nada que ver porque no estábamos en el escenario frente de batalla, yo leí los cables que llegaban. Esto fue una bisagra para llegar a la democracia.

¿Sabia sobre la postura ideológica del medio cuando se privatizó?
No estaba de acuerdo con los dueños porque no sabia quienes eran. Pero si estaba de acuerdo con las privatizaciones porque soy liberal de pensamiento. Los demócratas progresistas eran liberales, y esta bien, eran de otro mundo era la liberalidad bien entendida. El liberalismo tuvo muchísimos errores porque no están en la cuestión privada sino en la administración con la gran falla de los procesos de privatizaciones no hubo elementos que realmente controlaran. Aparte te digo más entrando políticamente en la radio se arranco al revés. Si el subsecretaria hace veinte años y es eficiente, cuando se incorpora tecnología nueva se debe capacitar primero al personal y luego traer tecnología de punta. Aquellos que no sabían manejar la maquinaria fueron echados es por eso que hubo tanto desempleo. Falto organismo de control que existieron en su momento pero que fueron pasados por alto.

¿Cómo se vivió la recuperación a la democracia en 1983 y cómo se trabajó?
Estudie la democracia en los libros no lo había vivido. Cuando lo estaba viviendo en el 66’ hay un golpe militar cuando lo derrocan a Arturo Umberto Illía. Lo que estudié el sistema parlamentario/presidencialismo era otro país, hasta cuando leía Argentina un país de novela, el caudillismo, el cacique, estábamos acostumbrados que nos lleven de las narices.

¿El servicio informativo fue haciendo metamorfosis con el tiempo?
Claro, hubo cambios porque antes era muy estructurado porque te decían tenes que comenzar con una noticia local, una nacional e internacional. Ahora se publica  lo que es el epicentro informativo. No hay que olvidarse que la noticia es fungible que se va gastando por si misma. Aparte se encuentra la noticia que está en vía de desarrollo, que se desarrolla permanentemente, es por eso que el servicio informativo es cada media hora. Les digo a los chicos que los diarios de la mañana ya son viejos, para el lector común no pero para nosotros si. Tenemos que publicar lo que pasa aquí, ahora, ya. Si amerita la noticia, pido que se reitere.



Bibliografía

• ROMERO, L. A. “La breve historia contemporánea de Argentina”. Ed. Fondo de cultura económica. México. 1994.

• RUFFINENGO, Aldo. “El mundo cada 30 minutos”, Ed Universidad Nacional Rosario. 2007

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