El economista Roberto Bisang, analizó los cambios en el escenario mundial, las demandas en las economías emergentes en materia de alimentos, el negocio arrocero y la depresión del precio.
Graduado en 1977 en la Universidad Nacional de Rosario y posee un Master of Science en Economía de Cema, 1982. Es evaluador de proyectos de CTI en varias instituciones (Conicet, INTA, Uba, Secyt). Es consultor de diversos organismos internacionales (Banco Mundial, BID, OPS, OMS, Onudi, Fao), nacionales (Secretaría de Industria, Sagpya, INTA. Ministerio de Ciencia y Tecnología) y de empresas.
- Según sus estadísticas en el 2020 la población mundial aumentará al 40%. ¿Cree que el arroz será uno de los alimentos más requerido?
Sin hacer futurología, el arroz está viviendo en la Argentina una revolución técnica parecida en su magnitud al tema de la soja y que tiene algunas cosas sumamente interesante. En primer lugar, el gran despegue tiene dos o tres patas, la primera es la sociatibilidad inédita entre una parte del INTA, el gobierno de Entre Ríos y los productores de 400 hectáreas para arriba que decidieron hacer de ésto un negocio. Para hacer ese negocio tenían que radicar el arroz rojo, en el cual utilizaron una vieja técnica que andaba vuelta por el INTA que era de mutagénesisasí fue así que lograron un arroz mutado que resiste con un paquete determinado de imidazolinona al arroz rojo. Eso implicó la entrada de producción de un conjunto de superficie que antes no estaban en funcionamiento y, que le solucionó un problema técnico. Para resolver este aspecto, tuvieron que formar una alianza nueva que tiene a los productores, al gobierno que entendió que debía poner dinero, al INTA que entendió que había que salir del escritorio e ir al campo y, además se aliaron con una multinacional que es BASF para armar un paquete que realmente es extraordinario, eso implica que Argentina en los últimos 5 años por lo menos en Entre Ríos, norte de Santa Fe y Corrientes entró en un modelo de producción que es inédito. Eso permitió pasar el 1, 8 toneladas de arroz e independizarse del aprovisionamiento al mercado brasilero para convertirse en un bono que le compite a Uruguay. Es decir, el hecho de haber salido de la influencia del mercado brasilero te permite pensar en un arroz de exportación mundial. En un mercado que es explosivo en el arroz más que en el trigo porque la dieta básica de las economías madres que están liderando el crecimiento, es el arroz y no de la harina. Desde ahí, el panorama es sumamente positivo y la verdad que ojala siga existiendo en el arroz y en el algodón. Por otro lado, el algodón está pasando una revolución parecida con los surcos más chicos, el uso de paquete transgénico y además con las cosechadoras adaptados a surcos más estrechos. Lo que se necesita es varias producciones más integradas con ese dinamismo, que se vayan acercando con el dinamismo del producto estrella que es la soja, con lo cual ese modelo se vuelve menos mono y más poli.